By Comunicación Efectiva y Manejo de Conflictos
Tres razones principales para adoptarla en nuestro estilo de vida: el mantenimiento de las relaciones interpersonales, el desarrollo de habilidades emocionales y de resolución de conflictos.
Foto referencial/Cortesía/
ZIPAQUIRÁ, CUNDINAMARCA.
Lina María Martínez Cadena.
Psicóloga especialista en intervención en crisis.
Contratista referente de conducta suicida de la Secretaría de Salud de Zipaquirá.
Dentro de las recomendaciones finales, propone que dentro de los diferentes núcleos familiares se establezcan diferentes espacios de interacción, trabajo, tareas administrativas e individuales y aclara que pueden existir limitaciones (…).
Con el fin de contrarrestar las dificultades en la convivencia en época de confinamiento y mejorar el manejo de conflictos en los núcleos familiares, la profesional propone el tema de la comunicación efectiva.
Inicialmente, se refiere a la comunicación efectiva como una habilidad social y menciona tres razones principales para adoptarla en nuestro estilo de vida: el mantenimiento de las relaciones interpersonales, el desarrollo de habilidades emocionales y de resolución de conflictos.
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Señala como primer paso para aplicar la comunicación efectiva el conocimiento de las emociones, por tanto describe características principales como la funcionalidad, adaptabilidad y universalidad de estas. Nombra las seis emociones básicas: ira, tristeza, miedo, alegría, sorpresa, asco y explica los tres canales de respuesta al experimentar determinada emoción, a saber: el fisiológico relacionado con sensaciones corporales (llanto, taquicardia, enrojecimiento, nudo en la garganta), el cognitivo que involucra pensamientos automáticos y la conductual que se refiere al impulso de acción (golpear cosas, aislarse, autoagredirse y otros).
Al respecto, sugiere un ejercicio de imaginería, llevándonos a evocar un recuerdo de una situación reciente de confrontación. Nos guía en la identificación de los canales de respuesta mencionados anteriormente y al finalizar explica la función de la ira y su dinámica. Concluye que todas las emociones son válidas, sin embargo, lo que no siempre es válido es la reacción frente a esa emoción o lo que conocemos como impulso de acción, por lo que la profesional nos invita a desarrollar autocontrol, evitando reaccionar y optando por comunicarse cuando la emoción haya bajado y el malestar sea menor.
A continuación, se enfoca en los errores de la comunicación más comunes y proporciona ejemplos relacionados. Dentro de los cuales se encuentra la lectura de pensamiento, invalidación emocional, el uso de juicios de valor, uso inadecuado de elementos paraverbales como el tono de voz y la entonación, así como la inespecificidad del mensaje.
Finalmente, proporciona pautas de cómo empezar aplicar la comunicación efectiva desde la perspectiva del emisor, quien emite el mensaje y el receptor, quien lo recibe. Al respecto menciona que con el fin de establecer límites, se recomienda hacer uso de algún objeto (marcador, lápiz, etc.) para asumir el turno de la palabra.
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Respecto al rol del emisor se sugiere una serie de pasos como: identificación de emociones, pensamientos automáticos e impulso de acción, reconocer el momento apropiado para comunicarse, preguntándose: “¿Me siento en las condiciones para expresar mi inconformidad o es una urgencia de hablar?”. En tercer lugar, tener en cuenta la objetividad al comunicar: es decir, remitirse a situaciones del presente, sin juicios de valor. El cuarto punto, corresponde a expresar lo que desee comunicar describiendo de la siguiente manera: Cuando pasa tal (evento), me siento (emoción), porque pienso (pensamiento) y me gustaría que fuera de tal manera. Así mismo, se debe evitar la inflexibilidad cognitiva, descrita como la incapacidad de movilizarse porque se piensa tener la verdad absoluta. El alejarnos de esa posición facilita el sexto y último paso, relacionado con el establecimiento de acuerdos. Entretanto, desde la perspectiva del receptor, la profesional señala que debe estar presente la escucha activa, evitando juicios verbales y no verbales, ya sea interrumpir o hacer gestos faciales que evidencien molestia o desinterés. También la validación emocional de lo que piensa y siente el emisor, aunque no esté de acuerdo.
Dentro de las recomendaciones finales, propone que dentro de los diferentes núcleos familiares se establezcan diferentes espacios de interacción, trabajo, tareas administrativas e individuales y aclara que pueden existir limitaciones, ya la disposición para iniciar un proceso desde la comunicación efectiva puede variar de una persona a otra o se pueden presentar tipos de violencia que requieren otro tipo de manejo.
Señala como primer paso para aplicar la comunicación efectiva el conocimiento de las emociones, por tanto describe características principales como la funcionalidad, adaptabilidad y universalidad de estas.
