By Félix Barón, ciclista destacado del Team Iluminate
En Extrategia Medios hablamos con uno de los representantes del ciclismo más importantes de la ciudad.
ZIPAQUIRÁ, CUNDINAMARCA.
Félix Alejandro Barón Castillo, nació el 7 de noviembre de 1991, ha representado al país y a la ciudad de Zipaquirá en varias competiciones nacionales e internacionales. En 2018 fue reconocido como deportista del año de la Ciudad Salinera de Colombia.
Felix Barón hace parte del Equipo Iluminate, vive en Zipaquirá desde hace aproximadamente 5 años, de los cuales estuvo por fuera un año compitiendo en Italia.
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¿Por qué volver a Zipaquirá?
Me gusta mucho la Catedral de Sal, la ciudad, sus campos y sus gentes, por eso decidí volver, como todos sabemos esta no es una ciudad gigante, es una ciudad pequeña en donde encontramos de todo, no me refiero al tema de bancos, ni tiendas, me refiero a la calidad de las personas; he tenido la oportunidad de conocer buenos amigos, uno de ellos es un escritor muy bueno, que fue invitado a un festival muy importante de literatura, y la gente no sabe de ese tipo de cosas.
También conozco grandes tatuadores, artistas, pintores, buenos músicos y bandas de buena música; también deportistas y aquí se encuentra el mejor ciclista del mundo, no soy yo es Egan.
¿Llegar a ser el mejor ciclista del mundo es una de sus metas?
No, yo tengo otra visión del ciclismo para llegar a esos niveles, no estoy diciendo que sea conformista ni nada por el estilo, pero se deben arriesgar cosas que yo no sería capaz: Yo viajo mucho y todo eso, pero me refiero a que no perdería tantos momentos con mi familia y mis amigos por estar buscando un trofeo que me va a cambiar la vida, yo no necesito de eso, esa no es mi meta en mi vida.
La meta en mi vida es el lema de mi equipo: sumar y vivir experiencias. El Team Iluminate es un equipo que no maneja publicidad, ya que es un equipo conector de culturas a nivel mundial. El año pasado puede competir en lugares como Kazakstán, Tailandia, Taiwán, Japón, Suiza, y tuve la oportunidad de entrenar en Francia. Uno conoce gran cantidad de gente con la que uno comparte y aprende; son cosas que uno va guardando, eso es lo que a mí me llena, incluso más que el mismo triunfo.
¿Qué tal es llegar a una cultura y a una sociedad totalmente diferente a la colombiana?
Totalmente distinto, para mí fue brusco vivir en Italia, a pesar de que desde pequeño quería conocer este país, el idioma me encantaba y todo. Llegué en temporada de invierno, en esta época todo el mundo está en su casa, entonces yo también me quedaba en una casa solo, no tenían Internet, no hablaba italiano y vivía con dos rusos a los cuales no les podía entender nada. Ellos muy amablemente me hacían entender que, si quería almuerzo, a lo que yo les respondía si, aunque yo ya había almorzado, no podía comunicarme con ellos y mucho menos decirles que no.
En Italia me tocó vivir muchas cosas duras. Llegué y me lesioné infortunadamente. La primera carrera por muy poco casi la gano; me sorprendieron ahí, en la raya, donde el ganador me tomó confianza. Al otro día me lesioné y me dijeron: le vamos a pagar un mes de terapia, usted va a estar bien y lo vamos a recuperar. Me pagaron como 15 días hasta que se empezaron a aburrir, después me toco mirar como cuadraba con el terapista, le decía, venga hermano yo le ayudo aquí a hacer cualquier cosa, pero termíneme la terapia. Hablaba y ya se imaginarán mi italiano, todo chaspusleado, ahorita lo habló bien, pero en el momento no, yo le ponía el ‘ini’ al final de todas las palabras: amiguini yo le ayudini… (Risas).
Con los que yo vivía no hablan tampoco inglés, y bueno… así lo hablaran grave porque yo en ese momento tampoco lo hablaba, ahora si lo habló más o menos. Puedo tener una conversación 70 – 100, lo entiendo un 80 y lo habló un 60. Para hablar otro idioma se debe perder el miedo al error e incluso al de la burla.
En el equipo encontramos frases que, por mí, cambiaron el significado. Una vez íbamos en una competencia y yo me había aprendido by careful, tenga cuidado, gap, grieta o hueco, entonces yo iba en la bicicleta y vi un hueco, entonces yo les decía algo como by color from with in the gap, traducido quiere decir algo así como, ser colorido con el hueco, claro como era de esperar, nadie me entendía, pero salió algo bueno de todo eso, hoy en día se volvió en un lenguaje secreto dentro del equipo, cuando yo les digo by color full todos saben que significan que se encuentra un hueco cerca, los de los otros equipos me miran y hacen cara de… este man porque está diciendo que ser colorido.
Esas son cosas que uno le va dejando a la gente. A veces uno busca mucho la perfección y esa no es la esencia, personalmente yo creo que eso no es el todo en la vida, como lo mencione anteriormente. Para mí sería bacano ganar un tour, pero si no lo gano voy a vivir igual de feliz; no cambia nada.
A mí se me ha dado la vida distinta, yo de juvenil le ganaba a Nairo Quintana, él lo puede decir, en la Vuelta al Porvenir fui campeón y él quedó segundo, pero la vida a todo el mundo le viene distinta: a mí me vinieron cosas como Italia y las lesiones me complicaron todo. Faltando un mes para una competencia me tuve que retirar debido a una lesión de rodilla, significando que me sacaran del todo.
Fue una etapa muy frustrante, cuatro años entrenando para algo y faltando un mes una lesión te saca de todo. Yo ese año había hecho la Copa Mundo en Holanda, venia de correr las Copas de Manchester y ya había hecho unos mundiales de pista en Rusia. En Ciudad del Cabo, Johannesburgo, dentro de la categoría Juvenil y las otras tantas competiciones de nombre en la élite y de un momento a otro pum, la vida te da un choque brusco, además en ese momento era todavía un pelado, tenía 18 años, antes no sé cómo no me enloquecí, porque uno tiene dos opciones: se fortalece el carácter o todo se va al fondo.
¿Hoy siendo ciclista profesional cómo maneja la fama y el reconocimiento?
Eso es duro, es muy verraco hacer deporte en Colombia, aquí te pueden llegar a matar por hacer un autogol, nosotros somos conscientes de que somos títeres de un escenario, somos los gladiadores que están raspándose y volviéndose nada para ser feliz a la gente, pero a mí me gusta.
A través de Instagram hemos visto que comparte fotografías e historias graciosas, diferentes, ¿por qué hacerlo así?
Para mí es una herramienta que me permite darle buena energía a las personas que me siguen y de pronto sacarles una risa y hacer diferente sus días. (risas).
Felix Barón, comparte con nosotros cinco fotografías que representan algunos momentos importantes de su carrera, vamos a hablar de ellas.
Aquí lo vemos contento con raspaduras, subiendo a un carro ¿Qué Significa esta fotografía para usted?
Fue en un circuito en Medellín, tuve un problema mecánico con mi rueda y salí a volar; duré 15 minutos esperando al carro de auxilio, ese día fui el ultimó, pero lo importante es que la terminé.
Al día siguiente el doctor me dijo que me retiraba por una tendinitis causada por un golpe, aun así, decidí continuar, me coloqué unos parches en las raspaduras, y terminé la etapa. Me fue muy bien y subí la fotografía porque estaba feliz de haberla podido superar la etapa, la caída y lo de más pasó a un segundo plano.
Aquí encontramos su marca de prendas de ciclismo, háblenos de ella.
Mi marca se llama Billo Beach y surgió en un momento donde me fracturé la clavícula y me cancelaron el contrato, entonces decidí crear mis propios diseños, busqué la mano factura y nació mi marca, las personas que deseen conocer más sobre mis prendas deportivas las pueden encontrarán en Bici Williams, en el Centro Comercial Fontanar en Cocottes tercer piso cerca a la plazoleta de comidas.
La modelo es Viviana Rocha, una chica zipaquireña que me ayudó con algunas fotografías promocionales.
Esta fotografía refleja espiritualidad, ¿Es usted una persona espiritual?
Sí, soy una persona que cree en un Dios, en mis sentidos y en las herramientas que tengo: mis dos brazos, dos piernas, al igual que Nairo, o Egan, no los ‘prendo’ porque para mí es distinto. Mentira yo con Egan soy muy buen amigo, sé que puedo echar ese chiste tranquilo. (risas)
Momento captado justo antes de tocar el suelo, ¿En dónde fue esta fotografía?
Esta fue en Tailandia, me hice líder de la montaña y me robé todos los puntos. Al final medió la pálida, pero si no es por un compañero no hubiera llegado. Fui a la ambulancia a pedir algo dulce, tomé tinto y mentas para subir la glucosa en sangre y poder terminar. Un día duro no por la caída si no por la pálida.
Aquí los podemos observar totalmente agotados.
Estoy junto a varios personajes entre ellos un zipaquireño, Camilo Castiblanco y un americano, el que está en el suelo.
La exigencia es tan alta que la adrenalina es muy fuerte, se lleva el cuerpo a los límites, y si uno está en esas condiciones y gana es bueno, pero si está peleando el puesto 150 es muy complicado.
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Usted fue campeón en el Tour de Tailandia y tuvo un problema con el trofeo ¿Cuéntenos que paso?
Si, cuando abrí la maleta en Estados Unidos después de llegar de Bangkok me di cuenta de que estaba roto, ese trofeo si me dolió. Pero si lo pego pierde la magia, entonces cogí un pedazo de la copa y se lo regalé a cada uno de los que me ayudaron a ganar, entonces no se rompió se dividió. (risas)
¿Cuál sería el mensaje de Félix Barón a los nuevos ciclistas de la ciudad y los alrededores?
Para los zipaquireños que aprovechen este lugar que es un paraíso para montar bicicleta, aquí tenemos las montañas más lindas del altiplano cundiboyacense, lo digo porque las conozco, son diez años que, no solo llevo compitiendo a nivel mundial, si no también aquí en Colombia; conozco sus carreteras, montañas y siento que soy una persona que puede hablar de las montañas del altiplano las más lindas.
“Para mí el ciclismo es un estilo de vida, los invito a hacer un ensayo, un día que estén llenos de problemas cojan una bicicleta y métanse en una montaña y cuando se devuelvan me cuentan cómo llegaron a su casa”.
