By A 8.585 kilómetros y 366 días después, se sigue sintiendo el triunfo de Egan
Recibió en francés, el saludo oficial del presentador que con emoción aclamaba su nombre, como el pedalista más importante del globo terráqueo.
ZIPAQUIRÁ, CUNDINAMARCA.
El 28 de julio del año anterior, que cayó en domingo, Colombia vivió un emocionante día gracias a las proezas de uno de los hijos más ilustres de Zipaquirá, que llenó de gloria a todo el país y que encumbró en lo más alto del mundo el nombre de este municipio donde se encuentra la Primera Maravilla de Colombia, Catedral de Sal.
Fue Egan Bernal del Equipo Ineos, quien con una sonrisa muy leve y con lágrimas que aparecían como gotas de rocío en sus ojos, miraba para varios sitios del escenario en el que el mundo entero le otorgó todos los honores por consagrarse como el gran campeón de la vuelta más larga y exigente del mundo, el Tour de Francia. Desde lo más alto de pódium, saludó de mano a su compañero de equipo Geraint Thomas, y al noruego Steven Kruijswijk, quienes ocuparon la segunda y tercera posición respectivamente. Allí, en los Campos Elíseos, recibió en francés, el saludo oficial del presentador que con emoción aclamaba su nombre, como el pedalista más importante del globo terráqueo, e inmediatamente se empezó a escuchar uno de los Himnos Nacionales más hermosos del Mundo: El de Colombia.
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Casi sin mover la cabeza, como si estuviera buscando a alguien, algo, o impactado por la cantidad de las luces y las cámaras de televisión de las diferentes agencias deportivas internacionales, y con la satisfacción del deber cumplido de haber ganado la competencia por etapas más ambicionada por todos los pedalistas de alta competencia, con todo el orgullo patrio y el corazón a mil, palpitando como cuando ascendía a los más encumbrados picos de montaña del Tour, cantaba a toda voz el Himno de Colombia.
A 8.585 kilómetros de distancia, ese domingo fueron llegando desde muy temprano al Parque de la Esperanza – el de mayor extensión de Zipaquirá – miles de personas, la gran mayoría de ellas con banderas de Colombia y de Zipaquirá, pancartas, globos y camisetas amarillas, como las del líder y campeón de la Vuelta a Francia, para poder ver en pantalla gigante la transmisión internacional de esta última etapa y los reconocimientos de honor y premiación a Bernal. Poco a poco se fueron reuniendo gentes de esta ciudad y de municipios vecinos que no querían perderse estos momentos que llenan de alegría la historia del pedalismo colombiano.
Hombres y mujeres de todas las edades, condiciones y sin distingos vibraban, reían, lloraban, aplaudía y gritaban emocionados cuando en pantalla aparecía el Gran Egan superando cada kilómetro y sosteniendo sus tiempos de liderato sobre sus más enconados rivales en ese circuito final en los Elíseos.
Las transmisiones internacionales presentaban en pantalla al pedalista de la Ciudad de la Sal que sostenía un buen pedaleo, ritmo y vigor, pero hacían cambios de imágenes en directo desde El Parque de La Esperanza, donde sus conciudadanos frenéticos de la emoción gritaban el nombre de Egan, ovacionaban su actuar y saltaban de alegría cuando lo veían pedalear.
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Periodistas de diferentes medios locales, nacionales e internacionales entrevistaban a ciudadanos zipaquireños, a aficionados por este deporte y a familiares de Egan que también asistieron al Parque para participar de tan grande emoción. Entre los entrevistados estuvo Julián Esteban Gómez Torres, un niño, quien sobre su bicicleta y con atuendos deportivos al estilo de Egan, lloraba a cántaros por la emoción de ver a su ídolo del pedal en el sitial más importante del mundo del ciclismo, queriéndose algún día ser como él. Su imagen también recorrió todos los continentes. Días después, los artistas Emerson Cáceres (Cacerolo) y Luis Carlos Cifuentes, dos de los más connotados muralistas del país, lo inmortalizaron, plasmando su figura al lado de Egan Bernal, en una de las paredes de la calle primera que conduce a Catedral de Sal, donde miles de turistas, visitantes y propios del municipio se tomaron innumerables fotografías y videos al lado de esta espectacular pintura que en segundos se hizo viral en todo el mundo.
Otro de los entrevistados más importantes fue el abuelo del Campeón, don Álvaro Julio Bernal, quien se desplazó con algunos de sus familiares desde la vereda Balconcitos del municipio de pacho, donde reside, para asistir a este encuentro del cual no podía pasar desapercibido. Con un vestido sastre, color café, camisa beige y corbata gris, contó con emoción momentos especiales de Egan cuando inició muy niño, no dando sus primeros pasos, sino sus primeros pedalazos, iniciándose en travesía donde más adelante se destacó ampliamente en ciclomontañismo acogido por Pablo Mazuera Zambrano – de la Fundación Mezuena – para pasar seguidamente al ciclismo de ruta bajo la orientación del expedalista Fabio Rodríguez, quien también participó en su momento de importantes pruebas internacionales en Europa.
Todo fue una fiesta, Egan saludó en español, inglés, francés, italiano y alemán, agradeciendo el respaldo de Colombia, el mundo y del Equipo Ineos, mientras en Zipaquirá iba cayendo la tarde y una caravana de ciclistas aficionados concluyeron el evento con un ciclopaseo por las calles principales de Zipaquirá, mientras en el parque, Apolo Siete, uno de los mejore grupos de Rock, también zipaquireño, amenizó la conclusión de este hecho histórico, esperando que nuevamente se repita esta hazaña del mejor pedalista de Colombia Egan Arley Bernal Gómez.
Hombres y mujeres de todas las edades, condiciones y sin distingos vibraban, reían, lloraban, aplaudía y gritaban emocionados.
