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Beatriz Garnica: la Reina del baile en Zipaquirá

Un 26 de julio, la ‘Tierra de la Sal’ recibía con sus brazos a Ana Beatriz Garnica Gómez, una mujer que se destacaría años más tarde por su alegría, carisma, buen humor y por sus enormes habilidades dancísticas, características que se condensan en su nombre artístico ‘Colombianita’.

Ya todos nos vamos imaginando de quien se trata, sí, una mujer que ha engalanado escenarios con su espontaneidad, el movimiento de sus caderas y la alegría que logra contagiar a quienes la observan y que incluso, terminan por bailar con ella.

Hoy es el día de su santo o mejor de su santa “Santa Ana, madre de María y abuela de Jesús de Nazareth”, por eso y por reconocer un gran trayecto en la escena cultural de nuestro municipio, Extrategia Medios reconoce y exalta a ‘Colombianita’, una mujer que lucha por inculcar a las personas de la tercera edad, el hábito de la actividad física y el baile.

Hablar con Beatriz, es realmente un viaje por cientos de historias que entre risas, nos hacen ver que aunque la vida tiene episodios fuertes, la resiliencia y el baile son la combinación perfecta para andar este camino.

Esta zipaquireña creció en una familia bastante numerosa, 8 hermanos, 6 hombres y 2 mujeres con ella. Su padre obrero de salinas y su madre trabajadora por algún tiempo en el Teatro Mac Duall, se encargaron de inculcarle principios que la hicieron una mujer con ansias de superarse cada día. En su hogar los dos padres mandaban e imponían castigos por igual, cuenta Beatriz, aunque su madre era mucho más consentidora que su padre.

Con una niñez marcada por el juego, pero no de esos “culturalmente” para las niñas, sino como dice ella misma juegos de niños, “póngase a pensar uno cómo juega con hombres, pues al fútbol, con carros, trepándose en los árboles, en el parque, y con algo que me encantaba: las “lavadas” y tocaba correr, antes de que llegará mi papá todo debía estar divinamente, para que no se diera cuenta… pero la pasábamos chévere”.

Recuerda Beatriz o Betty como la conocen también en Zipaquirá, que sus estudios los cursó en la escuela del barrio Julio Caro, con el Padre José del Carmen López; época donde aprendió un poquito de modistería, bordados y labores manuales, tareas que dejaban ver su conexión con futuro y el oficio que le ayudaría a levantar a su familia.

Mientras revive aquellos días en los que la vida era realmente sencilla, Beatriz tiene un marcado recuerdo y es el de las jornadas del último día de la semana en la escuela, “la profesora María Correa, nos llevaba los domingos  a la Santa Misa, allá nos enseñaron una canción que es de la Virgen de Guasá… me acuerdo de un pedacito que dice: …son tus ojos dos luceros, Virgencita de Guasá, eres luz de los mineros, Reina de Zipaquirá…”.

El bachillerato lo inició en el colegio Guillermo Quevedo Zornoza, en donde asegura, aprendió de muchas áreas, pero recuerda en especial las clases de música con el Maestro Quevedo, “él nos enseñaba varias canciones y nos enfatizaba la letra del himno de Zipaquirá; tengo guardada su imagen, aunque yo era bastante pequeña me acuerdo bien: él era un hombre buen mozo, alto, su carita era delgada, su cabello era ondulado, bastante serio. Muy buen maestro”.

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Algunos años más tarde, Beatriz, gracias al apoyo económico de su hermana Julia, ingresó a estudiar Salón de Belleza en uno de los escenarios más reconocidos de la capital del país: la Academia Francesa de Belleza, un espacio en que se formaban grandes personalidades, esposas de embajadores, diplomáticas, y en que tuvo la oportunidad de conocer a Jairo Alonso Vargas locutor y periodista, reconocido por ser uno de los primeros presentadores del Reinado Nacional de Colombia.

Beatriz, con todos los conocimientos, herramientas y con el ánimo de seguir con su vida, consiguió su primer trabajo cerca a la Casa Presidencial en el centro de Bogotá, “allá nos pagaban por porcentaje y pues ese no era buen negocio, entonces duré un tiempo no muy largo y renuncié”.

Por esa misma época, Beatriz conocería el amor en dos versiones: el de pareja que se esfumó a los pocos años y el “verdadero” como ella lo llama: el de sus hijos, que, hasta hoy, Sindri Esperanza, Danian Arturo y María siguen siendo su mayor orgullo y motor de vida. “Pensé hacer un hogar y usted sabe que el tema de la convivencia es difícil; lo más hermoso son mis tres hijos”.

Sin importar las circunstancias, con una maleta llena de sueños y la fe puesta en Dios, regresa a su tierra natal. Aquí, logra sacar a sus hijos adelante con el trabajo que muy bien sabía hacer, pero esta vez realizado a domicilio. Recuerda Beatriz que en sus inicios cobraba $ 2.000 por corte, dinero que lo hacía rendir a lo que diera para los gastos del hogar.

La música y el baile se han convertido en dos ingredientes infaltables en la vida de nuestra ‘Colombianita’, a tal punto que la han acompañado en eventos de gran importancia como el Reinado del Adulto Mayor de Zipaquirá en 2003, un espacio en el que representó al barrio Primero de Mayo, lugar que vio formarse y crecer hace 41 años.

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Y es que el reto de convertirse en candidata al Reinado era bastante grande, para Beatriz se convirtió en una tarea trabajada con la comunidad, recuerdos que contagian de alegría a esta mujer que siempre viste su mejor sonrisa. “Esos días antes del reinado fueron de correr y corre, todos me ayudaron, recuerdo mucho a Iván Montenegro, a mi parejo de baile, a quienes me ayudaron a hacer las palmeras -me tocó la zona caribe y a pesar de decir que no había carroza, se consiguió”.

Pero lo que más le sorprendió a la candidata fue su cambio de apariencia: me miré al espejo y no me reconocí, entonces entendí que iba bien, me pusieron peluca, un traje hecho a mano y con material reciclado, mejor dicho, fue una total “emperijoyada”, un día lleno de grandes sorpresas”.

La persistencia, el amor por su barrio, el carisma que la caracteriza, la pasarela y el baile, la llevaron a ‘Colombianita’ a ser la Reina de los zipaquireños. Un recuerdo que pareciera cobrar vida e incluso devolver a Beatriz en el tiempo, por la forma en que cuenta esta historia, la alegría aflora en su rostro.

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Además de este evento, Beatriz ha participado en diferentes festivales de danza a nivel regional y se ha dado el gusto de bailar con figuras de talla nacional como Giovany Ayala.

Aunque Beatriz logra contagiar a quienes la ven bailar e incluso terminan “azotando baldosa” con ella, el trabajo de liderazgo no es su fuerte, realmente no es su gusto: “a mi no me gusta que la gente esté hablando si uno hizo o no, si hizo malo y si no peor, entonces es mejor estar en otras cosas”.

Beatriz, aunque se ha bailado todo lo que ha podido, solo le queda un anhelo por cumplir: poder bailar en un reality de televisión, que los colombianos puedan conocer su talento y más allá de eso que puedan vivir el baile como un estilo de vida.

“El baile seguirá siendo su afición por siempre, “nunca dejaré de mover el esqueleto, de caminar y de gozarme esta vida con lo que venga”.

Extrategia Medios
Equipo de redacción de Extrategia Medios

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